12 d’agost 2007

Heimweh

"Mientras uno vive en su ciudad natal, cree que las calles le son indiferentes, que las ventanas, los techos y las puertas nada significan, que esas paredes le son extrañas, que los árboles son como otros cualesquiera; que las casas cuyo umbral no pisa, son inútiles; que el suelo que pisa es solamente piedra. Pero después, cuando se ha abandonado la patria, se constata que aquellas calles son objeto de cariño; se siente la falta de aquellas ventanas, tejados y puertas, se echa de ver que aquellas paredes son necesarias; que aquellos árboles son queridos; que en aquellas casas cuyo umbral no se pisaba, se entraba todos los días, y que el desterrado ha dejado su sangre y su corazón en aquel suelo. Todos esos sitios que no se ven ya, que no se verán tal vez nunca y cuya imagen se ha conservado viva, adquieren un encanto doloroso, se presentan con la melancolía de una aparición, hacen visible la tierra sagrada, y son, por decirlo así, la forma misma de la patria, se los ama; se los evoca tales como son, tales como eran; se recuerdan obstinadamente, y no se nota que nada haya cambiado, porque en ellos se ve el rostro de la madre."

Los miserables, Victor Hugo

2 comentaris:

Anònim ha dit...

clavado. Se lo mando a mis padres para que lo lean.

Odisseu ha dit...

si nano... aquestes paraules tenen moltissima rao..o es dura la vida d'emigrant...

Tot i aixo, aquesta melangia no pot fer que no es gaudeixi del que tot allò nou que descubreixes fora de la teva terra, sense però, oblidar-te d'on véns i sobretot dels que realment t'estimen... i on segur que la mare sempre ocupa un primer lloc